Con enorme alegría y siempre como una bella sorpresa compruebo cada día cómo crecen las lectoras, sobre todo pero también los lectores, que se apropian del mundo de formas del deseo que ofrece cada libro del Quinteto de Mogador. Las caligrafías que llevan los personajes del libro han emigrado afuera del libro y se han multiplicado en los cuerpos de quienes se convierten en habitantes del mundo deseante de Mogador. Ahora he recibido esta bella imagen que me envía Juls Barrales y yo se lo agradezco. Me parece muy bella y sugerente. Como cada persona ha tenido diferentes razones para que encarnen en su piel las caligrafías mogadorianas yo le he preguntado las suyas y me ha escrito:
"Hace ya más de una década que tuve en mis manos el primer libro que me llevo a querer conocer más sobre tus
novelas, así que comencé mi colección con Los
nombres del aire pero el que más me ha llenado de sensaciones fue tu libro Los jardines secretos de Mogador y lo he
dejado muy claro al tatuarme una de las caligrafías de Hassan Massoudy. En ese
entonces no había un jardinero, así que la decisión de tatuarme no sería por un
hombre, sería por mí y para mí y cuando
llegara mi jardinero yo lo sabría.
Con el paso del tiempo estaba segura de haber encontrado, por fin, mi
jardinero, mi compañero, mi cómplice en
la búsqueda constante de sensaciones. Alguien que me llenaba de alegrías y
placeres, y aunque me hubiera gustado un
final como el de Jassiba, sé que solo es cuestión de tiempo para que mi
verdadero jardinero aparezca.
La caligrafía que dice “Nosotros somos el jardín” es algo que llevo
muy presente. Tarde casi 8 años en decidir hacérmela y este año por fin lo hice. Tengo ahora este
pequeño detalle que me recuerda que, al
ser jardín, soy poseedora de vida, de placeres, de esperanza, de asombros:
sorpresas gratas y a veces no tanto pero que al final me dejarán un
aprendizaje. Gracias y un fuerte abrazo.
Juls Barrales
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