EL DESEO POR LA BOCA
y la TORTA AHOGADA MOGADOR

Siempre es extraño y alegra que las historias que uno escribe en la intimidad de los sueños y las fantasías, las ciudades que uno imagina e incluso las palabras de amor entre los amantes que uno pone en la boca de sus personajes, comiencen a vivir de diversas maneras entre los otros. Un chef brasileño puso en su blog y comentó con entusiasmo gourmet  la introducción de mi libro Nueve veces el asombro, donde dos amantes, con los labios hipersensibles de tanto comerse uno al otro, se dicen palabras que vibran en su boca y despiertan su apetito: azafrán, aceite, azulejo. Una de ellas, la palabra Mogador. Nombre de la ciudad de la amada, de la ciudad del deseo, cuya descripción poética ambos se saborean en sus cuerpos.
           Ya el año pasado en Bogota, gracias a que me lo dijo mi amigo el escritor y editor  Mario Jursich, fuimos al restaurante Matiz, nombrado así en honor del gran fotógrafo colombiano que amó México,  para encontrar una deliciosa ensalada Jardín Secreto de Mogador, con rebanadas de higos y fresas entre las hojas de una esponjada lechuga. Y estaba de verdad buenísima. La mezcla de una lechuga amarguita con frutos muy dulces y de carácter fuerte despertaba el deseo. Me falta ir a probar al restaurante de la librería El Péndulo, en La Condesa, una Sopa de berros Ruy Sánchez, seguida de una ensalada  de germen Hesse, que también ha de ser eco de Jardín Secreto y de la que primero me avisó mi amiga la escritora y traductora Eugenia Noriega, con una afectuosa notita irónica que acompañaba la foto y decía: "Hasta en la sopa".


La historia de la Torta Mogador es sin duda hasta ahora la más sustanciosa:


Paulina Vieitez tuvo la excelente idea de organizar un festival gourmet en Sanborns hace varios años y se celebra cada octubre. Una docena de los mejores chefs de México participan y por un mes en todos los sanborns se ofrecen versiones de la mejor cocina de autor mexicana. Paulina tuvo la idea este año de reunir a los chefs  con escritores cuyos libros inspiraran la creatividad culinaria y ayudaran a nombrar los platos. A mi me tocó el placer, sinceramente un gran placer, de trabajar con Daniel Ovadia, un joven chef, dueño del restaurante Paxia, entre otros. Donde suma la invención a la tradición con altísima calidad y con un enorme respeto a los provedores culinarios, tanto de ingredientes como de preparaciones avanzadas, como el mole, que alimentan su cocina y provienen de todo el país. La cocina tradicional de las regiones tiene un eco privilegiado en sus mesas. Pero además, su toque personal, su sazón, es inusitado y hace toda la diferencia.
           Daniel leyó mis libros y se puso a investigar. Aprovechando la nueva edición que acaba de hacer Alfaguara de mis cinco libros sobre el deseo que componen El Quinteto de Mogador. Habíamos hablado de los muchos paralelos entre México y Marruecos y se puso ávidamente a buscarlos también en la cocina. Su apetito cultural fue rápidamente recompensado. Encontró que en Marruecos se hace un tipo de barbacoa adobada que se llama Mashwi, está bañada en salsa picante y se come con las manos en el pan de ellos. Así se le ocurrió inventar la Torta ahogada Mogador. Una delicia bañada en salsita de tomate y chile de árbol que huele y sabe a laurel y orégano. Y que, según Daniel, "hace realidad el vínculo entre la mano, la pasión y el fuego, como en los libros de Alberto. Como en La mano del Fuego".
            "Para la cena, sigue Daniel, me enfoqué en la cuestión de las flores y los Jardines secretos de Mogador. Y busqué un plato que pudiera ser descrito de manera distinta después de cada bocado. Preparé una sopa, una Crema de calabacita, poro y papa. Acompañada de dos quesadillas de flor de calabaza. La idea es que la gente vaya comiendo la sopa y las quesadillas, juntas o separadas, "chopeadas" o como sea. Y que ,como en los libros de Alberto, el que la come se mueva con libertad, sin un guión lineal o rutinario, como suelen hacer sus lectores." Sopa jardín secreto. Paulina me escribió: "Te envío las propuestas de Daniel. Me gustaría que me ayudaras a bautizar los platillos para darles el sentido que queremos vinculando tus obras con ellas. Propongo algo sencillo para que la gente en general lo entienda."  Y, haciendo más de lo que me pedía, escribí además para cada platillo propuesto por Daniel unas líneas de microcuento inventando el origen, la mitología popular mogadoriana de cada una de sus delicias culinarias: 
           
           Tortas ahogadas de deseo en Mogador:
Dicen que un pirata invencible sucumbió al beso que le había robado a una mujer en la ciudad amurallada de Mogador.  Finalmente prefirió ahogarse que vivir sin ella. En su memoria se inventó esta legendaria torta ahogada de barbacoa.
             El jardín secreto en los labios de Jassiba
Dicen que como esta flor de calabaza escondida entre quesos y adentro de una sopa, Jassiba, la mujer más bella de Mogador guardaba el secreto de un amor clandestino. Así, en silencio, comía esta delicia llena de sensaciones no dichas y llevaba el paraíso en su cuerpo todos los días.

CARTA PARA EL FESTIVAL
LETRAS DE OTOÑO
En Montauban

Desde mi primera visita a la ciudad de Montauban, en 2006, quedé enamorado de su belleza, de su piel bronceada en el horno de los tabiques antiguos que la cubren. Me volví un fantasma reincidente que camina en sueños por sus calles, sus plazas, sus puentes.
Y cuando admiro la sensualidad en la obra de su pintor mayor, Dominique Ingres, creo reconocer en ella el carácter de la ciudad. Las conversaciones y las presencias sonrientes de sus habitantes, siempre sensibles y cordiales, me  producen una enorme alegría.
Todo eso, sin duda, por haber entrado a la ciudad por primera vez a través de su mejor puerta: el Festival Letras de Otoño, una joya entre los festivales literarios del mundo. Para mí , ejemplo de generosidad y creatividad.
Agradezco y gozo esta invitación y esta oportunidad de compartir con la ciudad mis seducciones de la lectura y del arte proveniente de varios rincones del mundo y sobre todo de México.
Ser el invitado especial de este Festival Letras de Otoño en su vigésima edición es una alegría excepcional en mi vida de escritor.

Alberto Ruy Sánchez
16 de noviembre al 5 de diciembre 2010


EL VIENTO DANZA

Sobre Tarde en Mogador
Coreografía y Solo de Tatiana Zugazagoitia

El viento danza.
Por el viento encarnan los espíritus.
En el viento somos otros cada día.

Cuando escribí Los nombres del aire y la mirada de Fatma, su protagonista, comenzó a extenderse hasta la orilla del mar volando por encima de las murallas de la ciudad imaginaria de Mogador, nunca podría haber imaginado que otras mujeres se identificarían con ella, la harían suya y crearían su propio Mogador a la orilla de su piel.
       Este extraño renacimiento de lo que uno escribe es uno de los mejores regalos que puede recibir un escritor. Gracias a ese don inesperado Fatma ha tomado cuerpo en más horizontes de los que yo podría haber pensado y la comprobación de cada una de sus nuevas vidas, aunque puedan ser breves, me llena de alegría. Fatma ha tenido ahora la suerte de reencarnar en un cuerpo que danza con pasión.
       Tatiana Zugazagoitia la ha hecho suya en este Solo de danza, la ha moldeado con la tensión de sus propios músculos, ha traducido a intensos movimientos corporales su indeterminación, su rebeldía ante su destino, sus sueños, sus miedos, su melancolía, su iniciación al mundo de los sentidos, sus placeres infinitos, su búsqueda de otro ser, el vuelo de su espíritu inflamado de deseo.
         Es Tatiana la que de pronto corre en Mogador como el viento, se cuela entre los arrecifes silbando, eleva los velos, acaricia con fuerza el cabello de quienes pasen por ahí y hasta se mete entre las piernas y los brazos de quienes la observamos ir y venir de un rincón al otro de sus deseos, de su escenario.
           El cuerpo de Tatiana no sólo se vuelve personaje sino tambien necesariamente relato. Ella es lo que se cuenta y cómo se cuenta. En sus movimientos está entonces la poesía y la intensidad con la que ella nos hace sentir su versión de las pasiones de Fatma una tarde de amor en Mogador, la ciudad del deseo.


Tarde en Mogador se presentará en el 2010 en:
Mérida: el 3 de noviembre, en el Teatro Peón Contreras,  alas 21.00hrs
Ciudad de México:    16 y 17 de noviembre, sala Miguel Covarrubias, UNAM, 20.00 hrs

Montauban, Francia ,  el 4 de diciembre, 17.00 hrs. Dentro del Festival LETRAS DE OTOÑO. (Programa completo del festival, aquí.)


LA GRAN INCREPADORA DE CHENGDÚ

Vuelvo a verla y me exaspera y me conmueve. Me habita. Me doy cuenta de que me recuerda a mi abuela materna, que algo tenía de bruja buena y de pronto le daba por ahuyentar fantasmas con una espada imaginaria bajando una escalera. El tema de la relación con lo invisible, que obsesiona a este blog y al ciclo de libros de Mogador, renace en esta mujer y su diálogo ritual con el más allá. Aquí es evidente e interesante para mí la relación entre el deseo intenso como escalera hacia lo que está más allá de nosotros.
      Invitado a China por el Festival literario de las librerías Bookworm, pude visitar, entre otros sitios apasionantes, este templo excepcionalmente preservado en una ciudad que fue muy bella, destruida en gran parte por el tsunami de concreto que urbaniza a toda China. Entre otras sorpresas, ésta:



      












En el Templo Taoísta de las Dos Cabras Verdes, en la ciudad china de Chengdú, de pronto una mujer hizo ante nosotros un ritual inusitado y maravilloso. Más de media hora estuvo cantando y hablando bruscamente con sus dioses, reclamándoles cosas, festejándolos también. Ella era, esa tarde de febrero 2010, la Gran Increpadora de una nueva mitología post maoista. Ese día la filmé rudimentariamente  y escribí un poema:

LA INCREPADORA DE CHENGDÚ

 Ella ata su voz
 al capricho ascendente
 del incienso.
 Trepa sus palabras de humo
 al caballo bronco de este olor.

 Y no crepita una vara
 sino un bosque
 en la mano izquierda.
 Con la otra hace cuentas,
 pases, señas,  amenazas.

 De pronto canta y baila
 y grita al cielo.
 Reclama, exige, niega
 y vuelve a la plegaria.

 ¿Dónde hacía estos rituales
 cuando estaban prohibidos
 con pena de muerte?
 Décadas de contacto secreto
 con sus dioses. 
 Pensarlo da escalofríos.

 Su gesto me lleva sin más
 a mirar al cielo
 y murmurar los nombres
 de los míos, lejos,
 o ausentes.
 A viajar en humo
 y anudarme
 ardiendo
en secreto
 lentamente
 en su incienso.